viernes, 2 de diciembre de 2011

Una Maravilla Natural, Gocta!

En nuestro hermoso y querido Perú, tierra de bellezas inigualables, únicas y raras; se esconden maravillas que ningún ser humano puede jamás imaginar que existan en un solo lugar.

Tenemos la dicha de haber nacido norteños, dueños de un legado mas rico que el de los incas, rodeados por maravillas de barro, piedras y arcilla, envueltos en una flora y fauna únicas en el mundo; capas de sacar sonrisas y suspiros a cualquier ingenuo visitante que arriba a estos extraños legados, dejados por nuestros antepasados y sobre todo por la bella naturaleza que nuestro Señor ha colocado detrás de nuestros cerros y montañas.

Es así como hace unos años ya, un grupo de alumnos aventureros y con muchas ganas de conocer el tan famoso Chachapoyas, arribamos a esta ciudad con la ilusión de conocer nuestro Machu Picchu norteño, Kuelap; con las ganas que nos caracteriza enrumbamos hacia nuestra travesía.

Recuerdo haber soñado siempre con conocer Kuelap, tanto se hablaba de este monumento hermoso en verdad; con una impresionante arquitectura en roca hecha por una cultura mucho más antigua que los incas, y al igual que nuestra maravilla Machu Picchu escondida por siglos, ajena a lo que sucedía en el mundo moderno.

Es así como después de viajar por horas, pasando por unos hermosos parajes, vistas únicas que solo nos puede mostrar nuestra ceja de selva; que cada vez parece más un lienzo pintado por expertos artistas paisajistas, llegamos a nuestro tan esperado fin, Kuelap.

Si bien es cierto que la atracción mas grande del viaje era este; pero creo que todos concordaremos que la maravilla mas hermosa que pudimos vislumbrar fue la Catarata de Gocta.

Quien se podría imaginar que detrás de unos cerros, y tras caminar mas de 3 kilómetros, se mostraría ante nosotros una serpiente de agua fría, capaz de dejarnos con la boca abierta, no solo del cansancio sino de lo hermoso del paisaje.

Mientras caminábamos, hacia nuestro destino, íbamos notando lo maravilloso que es el paisaje que rodea esta maravilla natural; es asombrosa la cantidad de flora que se puede encontrar en el recorrido hacia la caída de agua; nos quedábamos boquiabiertos cada ves que pasaban las mariposas de bellos y singulares colores y ver como posaban ante nuestros ojos con sus danzares; para lograr ser captadas por un flash que pudiera con el tiempo mostrar la maravilla que esconden entre sus alas.

Del mismo modo nos pasaba con las hermosas flores y árboles singulares encontrados a lo largo de la caminata, la forma del paraje, la pulcritud del cielo azul y las nubes mas blancas que halla podido observar en los diversos viajes realizados, solo eran muestra que nos acercábamos hacia algo mucho mas hermoso que todo lo visto. Así pues llegamos a una pendiente de donde se podía observar todas las caídas de la tercera catarata más grande del mundo y que con mucho orgullo podemos decir que se encuentra en nuestro amado Perú.


Al llegar al final de la caída, el simple rose del vapor del agua que llega hasta este lugar te llena de una paz única; que si bien es cierto solo se puede comparar con la que uno siente al estar sentado en la cima del mirador de Machu Picchu; puedes llegar a dar gracias por permitirte sentir, vivir, amar, experimentar y maravillarte con algo tan hermoso producto de algo divino simplemente. Es así como nace la pregunta ¿Qué esperamos los peruanos para aprender a identificarnos con todas las maravillas que tenemos escondidas detrás de unos guardianes de piedra y tierra? ¿Que hacemos sentados en una silla de oro? Como alguna ves lo dijo un celebre escritor; el norte tiene bellezas ocultas esperando como bellas durmientes, a su príncipe azul que venga al rescate de ellas.



 Katia Rivasplata

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